Hola blogueros, hoy vamos a hablar, escribir sobre Maras y Moray en Cusco, Perú. Descubra más leyendo nuestro blog en español.
Sobre Moray:
Moray es un sitio arqueológico ubicado en el Valle Sagrado de los Incas, a unos 7 kilómetros de Maras, al noroeste de Cusco. Está situado en una meseta a unos 3.500 metros de altura y está formado por una impresionante estructura de plataformas circulares, cada círculo comprende una terraza.
Este lugar fue utilizado por los incas para realizar investigaciones agrícolas con cultivos en diferentes épocas.
Se trata de una serie de andenes agrícolas de la época inca en forma de círculos concéntricos construidos con muros de piedra (como todo lo del imperio inca), sin otros restos arqueológicos visibles.
Al parecer, entre las terrazas más profundas y menos profundas existen diferencias de temperatura, por lo que se especula que podría tratarse de una especie de laboratorio agrícola. Digo especulado, porque debemos recordar que si bien el imperio inca fue fundado en el siglo XV, no utilizaron la escritura y, por lo tanto, no existen documentos escritos incas.
En cuanto a la temperatura, no sostengo que haya cierta diferencia de temperatura entre los niveles, pero creo que nuestro guía, en un esfuerzo por exagerar los beneficios incas, dijo que había una diferencia de 2 grados centígrados entre cada terraza… considerando que en las terrazas hay 15 niveles de temperatura, habría una diferencia de temperatura de 30ºC desde la superficie hasta el fondo… ¡una exageración sin duda!, aunque lo confirmó incluso al ver mi escepticismo.
Salineras o Salinas de Maras
Luego de visitar Moray continuamos hacia Maras (a 5 km) aunque el objeto de nuestra visita no es la ciudad, sino el Salar de Maras que se encuentra a 10 km de la ciudad.
En total se tarda unos 40 minutos en llegar y el camino en su último tramo es realmente vertiginoso, ya que es un camino de tierra sin ningún tipo de protección, con laterales inestables y por donde pasan muy rápido dos autobuses al encontrarse de frente, algo que ocurre con mucha frecuencia dado el carácter turístico del lugar.
El camino que conduce a las salinas es marrón y seco. De repente, detrás de una curva y sin nada que pueda predecir lo que nos espera, vemos alrededor de 3.000 pequeñas pozas unidas entre sí, de un blanco resplandeciente, aparecen en el fondo de un valle, formando una enorme mancha blanca salpicada de unas cuantas castañas más… la fantástica sal de Maras.
El agua rica en sal fluye desde un arroyo en lo alto de las salinas y se canaliza en pequeñas piscinas de unos 5 metros cuadrados cada una. Allí, una vez estancada, el sol evaporará lentamente el agua, dejando sal que los trabajadores recogerán y venderán.
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